La gestión como motor del cambio

Autor: EnSUMA »1:00:00 p.m. »Sin comentarios
Lic. Rafael Píndaro Arriola

Un acercamiento a la imagen y persona de Rafael Píndaro Arriola

Sus más cercanos lo conocen como “Píndaro”. Muchos lo recuerdan por las veces que ha estado en la imagen pública apoyando candidaturas o, como lo hizo en su oportunidad, desde su postulación para las elecciones municipales. Sin embargo, todavía resta mucho que conocer. Son quince los años que lleva este personaje dedicándose a la actividad política, la cual considera una de sus pasiones fundamentales, luego de su devoción hacia Dios y a sus hijos, de los cuales se expresa con emoción y cariño.

“Siempre he estado en mi pueblo, mi casa queda en el pueblo, mi familia también. Me fui a estudiar y regresé. Soy un hombre que vive en contacto con la gente, no me aíslo, visito a las comunidades, me involucro” asegura Píndaro Arriola.

» ¿Para hacer un cambio es necesario tener un cargo político?

Es mucha la gente que piensa que para lograr cambios importantes se necesita tener un cargo público. Esto a Rafael Píndaro no parece importarle demasiado, siendo un hombre sencillo nos comenta cómo inició en la vida política y nos recalca que “para hacer las cosas sólo se necesita disposición y gestión, no un cargo”.

“Terminé la carrera en el 97, soy abogado, y en ese oficio comienza mi relación con la gente, me toca ver a los clientes que a veces no tienen los recursos para salir de un problema jurídico, es ahí cuando pienso que se pueden crear mecanismos desde la comunidad autogestionada, para resolver sus propios problemas”. Es así como este joven actor público inicia la difícil tarea de gestionar proyectos de autosustentabilidad para las comunidades de bajos recursos y de mayor necesidad.

Además nos comparte: “Desde el año 2002 nos hemos involucrado en la cuestión de los proyectos productivos, creación de empleos temporales para la siembra, el proyecto de las gallinitas ponedoras, proyectos ecológicos, entre otros. Iniciamos en el 99, pero desde el 2002 iniciamos oficialmente porque nos llevó 3 años conseguir los contactos”.

» Del discurso a la acción

En esos quince años de experiencia son muchas las impresiones que le ha tocado recibir de cerca. En cuanto a Cacahoatán, siendo un municipio rodeado de tantos ejidos, nos pareció importante preguntarle cuáles han sido esas necesidades que ha podido apreciar desde su contacto con la gente. Esto fue lo que nos comentó:

“Empleo. Aquí hay mucha necesidad de empleo que se pueden generar, muchos centros atractivos que se pueden manejar para llamar turismo, llamar inversión. Y la inversión entendida como una oportunidad para la comunidad, negocios o proyectos autosustentables, que la misma pueda manejar para cubrir sus propias necesidades sin depender del recurso de un tercero. Allí comienza el verdadero compromiso con lo nuestro”.

“Estudio. La gente necesita estudiar, necesitamos crear vías de comunicación. Hay comunidades que hoy en día no tienen carreteras, yo me he metido en esas comunidades y es indignante que a estos años todavía no tengan carretera, muchos dejan sus carros a 1km de la comunidad. Lo más importante en Cacahoatán es terminar de crearles sus vías de comunicación a las comunidades para que los jóvenes tengan acceso a las prepas, a la telesecundaria, a las universidades. El ocuparnos de las vías de comunicación garantiza el acceso al estudio y este último es el primer paso para combatir la pobreza” dice con firmeza, mientras se arrebuja en su silla.

» La intimidad del personaje.

Por último, quisimos acercarnos a Rafael, al hombre desde su intimidad, su familia. Quisimos conocer un poco de su historia, de esa historia que la gente normalmente no conoce, pero que forma parte de lo que hoy en día es este personaje.

“Lo más importante en la vida es crecer y reconocer. Antes de ser político, soy una persona, un hombre. Soy divorciado, pero amo a mis hijos. Desde la juventud he pasado por muchas experiencias y eso me ha permitido aprender. Yo nazco en cuna cristiana y me retiro, a los 19 años me salgo y luego de 10 años fuera de la iglesia me doy cuenta que nada vale la pena como tener una relación íntima y comprometida con Dios. La iglesia me modera la vida, las buenas costumbres han sido perfeccionadas dentro de la iglesia y la misma ha tenido un papel muy importante para moderar mi carácter”. Comenta con humildad, recordando lo que significa ser hombre, más allá de ser político.
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