Ernesto Parres…la desilusión

Autor: EnSUMA »7:33:00 p.m. »Sin comentarios
Wilber Sánchez Ortiz

Ernesto Parres “Gastón de Vilac” fue uno de mis primeros referentes. Le he leído un sólo texto: Nauyacas!!, pero su lectura me bastó para situarlo como uno de los mejores escritores chiapanecos, nacido en Tapachula a fines del siglo xix  o principios del xx. 

La narración está dividida en tres sitios de acción: un potrero, un jacal y un chiquero; la trama consiste en la persecución de un mestizo soconusquence por las hordas contrarevolucionarias llamadas mapaches, la posterior captura del perseguido y su muerte provocada por los golpes que le propinaron los soldados. La historia concluye en un ambiente realista y erótico situado en la planicie costera de Chiapas, que hacen del cuento más interesante si pensamos que Tapachula y los pueblos a su alrededor empezaban apenas a sostener comunicación continua y eficiente con el resto del mundo en 1942, momento de la publicación, por lo que en el ambiente provinciano de la época el erotismo era de seguro un atentado contra las buenas costumbres.

Años más tarde, mientras revisaba un libro de narrativa negra de la Biblioteca Ayacucho, descubrí un texto del ecuatoriano Joaquín Gallegos Lara, llamado: ¡Era la mama! Esa fue la primera vez que leí a dicho autor nacido en Guayaquil en 1911 y muerto en 1947, según señala la ficha biográfica.

En seguida reconocí el texto: ¡que poca! Gallegos, había plagiado al tapachulteco, fue mi primer supuesto. La sorpresa posterior devino al revisar la fecha de publicación de ambos textos, el del ecuatoriano se había publicado en 1930 y el de Parres, como ya dije, en 1942. Uno de mis referentes de iniciación se había venido abajo.

Gallegos divide al texto en las tres secciones ya mencionadas, sus personajes son negros, los soldados son rurales, el ambiente es algún potrero del Ecuador mientras que en el texto de Parres los personajes son mestizos, los soldados son mapaches y la tierra es Soconusco. 

Lo que Parres hizo fue cambiar escenarios, referencias: Manabí por Freilesca, gaduas latilladas por paredes de bajareque, nombres de personajes: Concha por Petita y Panchita por Francisca, rurales por mapaches, negros por mestizos, pero el cuento es el mismo, en ocasiones sin mejorar siquiera la poesía del ecuatoriano:
— ¡Para, negro mardecido! (Joaquín Gallegos –JG-).
— ¡Párate desgraciado! (Ernesto Parres –EP-).
“En las orejas se le reían los balazos” (JG) 
“En las orejas le silbaban los balazos” (EP)
— No pensaba habesme encontrao po aquí con una flor de güenas tardes como ella… (JG)
— No pensaba encontrarme po aquí una flor de tan buen aroma (EP)
“Petita reía elevando el traje rosado con la loma de su pecho duro al respirar. E iba y venía con un ritmo en las caderas que enloquecían al rural” (JG).
— Concha Muricumbo, pa servirlo, mientras que su turgente pecho elevaba el 
mandil rosado, al tiempo de respirar. Iba y venía con un ritmo en las caderas que enloquecían a los “mapaches” (EP).

Parres también cambió los localismos gastronómicos: ciruelos por jobos, “un matecito e café puro con verde asao” por “un café caliente con trago blanco”…”tortillas y frijoles”.

Por último, el tapachulteco deja una pequeña constancia del origen negro de su relato al proponer nombres que suenan africanos: Chimbo, un apodo y el apellido de las dos mujeres que aparecen en el relato: Muricumbo, tal vez para indicar la tercera raíz del habitante de Chiapas, tal vez como una manera de excusarse ante el plagio cometido. 

¿Cuántos textos más del mismo autor tendrán el mismo origen? Una breve incursión en la red nos indica que existen más textos publicados por nuestro antihéroe. ¿En cuáles creer, si dentro de algunos años quizá descubramos desilusionados que todo fue una farsa?
No queda más que preguntarnos ¿Porqué Parres? ¿Por qué?

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