ELECCIONES 2012 EN CHIAPAS

Autor: EnSUMA »4:47:00 p.m. »Sin comentarios
Memorial e insinuaciones


Pensando en Carlos Burguete y la Tabla Rasa


Creí haber aportado lo suficiente, a lo largo de 30 años, desde principios de los 80. Me
refiero a la promoción de los valores éticos, la conciencia cívica, el ejercicio de la demo
cracia, la participación política y la construcción del pensamiento y las prácticas asociadas
al concepto de ciudadanía. Me equivoqué rotundamente. Esto parece no avanzar, mientras se
consume la vida de tanta gente. Da la impresión de que estamos igual o peor que antes; como si
la democracia, la educación y nuestra calidad de vida, hubiesen regresado a antes del 2000. Por-
dios que estoy enfadado —o como decimos en Los Cuxtepeques: resmolido—, angustiado, in-
crédulo, desesperanzado.



Durante todos estos años trabajé como esclavo para las dependencias del gobierno, pero también
con organismos no gubernamentales y con organizaciones políticas a-partidarias. Escribí artículos
sin remuneración alguna, en ocasiones cuatro o más colaboraciones a la semana. Varias veces
hice observación electoral efectiva. Califiqué elecciones estatales desde instituciones que me
enorgullecen, hoy desaparecidas: el Consejo Estatal y el Instituto Estatal Electoral, este último,
garante de la decisión ciudadana expresada en las urnas, el 20 de agosto del año 2000, ocasión en
que Pablo Salazar Mendiguchía supo de su pronto acceso al Palacio del Gobierno, encabezando
la coalición partidaria que vence por primera vez al PRI.



A partir del 2002 me avoco a dar clases, a enseñar lo poquito que había aprendido, a hacer inves-
tigación, a escribir crónicas, sólo crónicas, y a darle el último jalón a mi formación universitaria.





López Obrador y mis alumnos.



Debemos decirlo para desemponzoñar el alma. No me gustó para nada la gestión de Salazar en lo
que respecta a esa oportunidad perdida: la de fortalecer a las organizaciones campesinas, urbanas
y populares, y a los partidos de izquierda y a sus dirigentes, potenciales líderes sociopolíticos del
paisaje estatal; viables líderes de los procesos político-electorales que se avecinaban. Fue estúpi-
da, flagrantemente estúpida la decisión tomada por Pablo Salazar y Andrés Manuel López Obra-
dor a mediados de 2005. Me refiero a la imposición de Juan Sabines Guerrero como candidato a
la gubernatura. Por bisoño y ambicioso, pero sobre todo, por venir de la escuela típica de los
gobiernos priistas: la de la ambigüedad, el despilfarro y la corrupción. No cuestiono su origen
político. Desafortunadamente, esta ha sido la vía de acceso y el origen de todos.


Observo extremada falta de tino, pues los chiapanecos provistos de memoria, los nacidos alrede-
dor de 1960, nunca antes habíamos experimentado un gobierno estatal tan inútil e indolente;
quiero decir: el más ineficaz, corrupto, corporativista y endeudado desde finales de los 70, y no
incluyo en el período a Salomón González, aunque sí a Juan Sabines Gutiérrez. Nunca como hoy
la infraestructura carretera de Chiapas y las calles y los servicios conexos, de las cabeceras regio-
nales y municipales —situaciones extremadamente resentidas en Tuxtla y Tapachula— habían
pasado por tal estado de postración y decadencia.



La mediocridad de los diputados locales, en ciertos casos, aunque más bien la ignorancia absoluta
de la mayoría, los transformó paulatinamente en lacayos, y en su conjunto, el antiguo “honora-
ble” Congreso del Estado, fue convertido en una especie de harem o corral al servicio de las
pasiones hedonistas del gobernante. Todas sin excepción, todas las dirigencias de los partidos
fueron sometidas. En algunos casos suplantadas por amigos e incondicionales. Nunca como hoy,
el gobierno había dilapidado nuestro dinero para comprar, sobornar o de alguno modo controlar
absolutamente a la prensa estatal: periódicos y periodiquillos, noticiarios y noticieros, columnis-
tas y opinadores.



Pero lo peor no es todo esto, sino que el gobierno muy pronto devino en términos políticos, una
administración desatenta y desleal respecto de personas, organismos y filiaciones políticas; facto-
res que hicieron posible su encumbramiento. Deslealtad y absoluta falta de ética, por si alguna le
cabe a esa clase de monstruos que desfiguran día a día las artes de la política, el buen gobierno y
la moderación. El gobierno de Chiapas entonces,



1. Operó en contra de esta segunda campaña presidencial lopez-obradorista. 2. En contra de la
campaña gubernamental de María Elena Orantes. 3. En contra de todas las fórmulas electorales
de la izquierda. 4. A favor de sus intereses, expresados por los diputados locales y federales que
afirman, cuidarán sus espaldas tras el ocaso. 5. A favor de sí mismo, al fundar el POSH, una
versión caricaturesca, igual a la del partido de Elba Esther. 6. A favor de los últimos tres bandi-
dos alcaldes de Tuxtla Gutiérrez y 7. A favor del verde priista Manuel Velasco. Todo a ciencia y
paciencia de los chiapanecos. Todo a través de sus tres “programas estrellas”: Amanecer (pensión
social a adultos mayores), Chiapas Solidario (tinacos, láminas y obras a asambleas barriales) y
Programa Motor (estímulo económico a la informalidad).



Insisto. Llegué a creer que con lo hecho durante más de 20 años en favor de la democracia era
suficiente, razón por la que, a partir del 2002 decidí dedicarme a tiempo completo exclusivo a la
Universidad Autónoma de Chiapas, a mis alumnos y en general, a las labores académicas (clases,
charlas, lectura, investigación, escritura, consejería y hasta crónicas sabrosas en los diarios),
aunque bien a bien he continuado con mis peroratas atrabiliarias:



Vean cine, muchachos, todo el cine que puedan. Apaguen sus celulares y sus voces al entrar al
cine. Lean hasta el cansancio. Siéntanse mal consigo mismos cuando al acostarse recuerden que
no han leído nada. Lean por el simple placer de hacerlo. Compren al menos un libro de texto y
una novela. O uno de cuentos o crónicas, cada semestre. Valoren, cabrones, lo que hacemos los
contribuyentes para que ustedes gocen de universidad pública. Sean aseados consigo mismos y
con su entorno. No desperdicien nada y hagan cualquier cosa para reponer las montañas perdidas.
Actualicen permanentemente su credencial electoral. Voten conscientemente y por-quién-


quieran, pero siempre voten. Beban su santo trago pero no se embrutezcan. Nunca falten al respe-
to de sus padres, pareja o compañero. Y en fin, mil recomendaciones que parecieran inútiles, pero
que a la larga y de tal forma, directamente algunos profesores incidimos en la formación ciuda-
dana de las y los muchachos, nuestros sustitutos.





Van mis ojos, mi experiencia.



Lo dicho hasta aquí es el contexto en el que fui a votar el pasado domingo uno de julio. Fui a mi
casilla, la de la sección electoral 1742, la de la Secundaria de Trabajadores, próxima al Libra-
miento Sur, la que abarca las colonias Francisco I. Madero, Sección El Zapotal, Trabajadores,
Real del Bosque y otras varias. Llegamos y eso era un mercado. Sin ton ni son estaban acomoda-
das doce mesas electorales, seis federales y seis estatales, todas con sus respectivas colas. Eran
las once o doce del día. En una, algún representante de partido, ansioso se encontraba muy cerca
de la mampara; en otra los representantes del PAN y del PRI hacían que un ciudadano quitara de
su camisa un prendedor de MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional); y muy próximas
a las mesas, dos o tres personas efectuaban una encuesta de salida, identificadas por gorras, cami-
setas, cédulas de encuesta.



Pero lo peor no era el desorden que aparentemente reinaba dentro de la escuela, dentro del recinto
electoral, sino lo que ocurría, justo en la puerta desprovista de policías y de cualquier tipo de
vigilancia. Ahí, un hombre y una mujer, probablemente empleados de Oportunidades o Amane-
cer, con cuadernos, listas de algún padrón y lápices a la mano, llevaban el control de sus acarrea-
dos. Afuera, a lo largo de las dos cuadras que median entre la escuela y el libramiento —junto a
ambas aceras—, más o menos diez colectivos (minibuses del transporte urbano) e igual número
de taxis, brindaban el servicio de ascenso y descenso de electores: familias completas, obreros y
gente humilde, y en especial ancianos, parejas de ancianos, hombres o mujeres. Evidentemente,
lo observado ahí, formaba parte del “complejo operativo de acarreo y compra de votos”, que bien
a bien no supe distinguir a qué partido o partidos correspondía.



Otra evidencia, modalidad diferente: a la vuelta de la casilla, sobre el libramiento, César (uno de
mis hijos) y yo, ambos observamos la cola de personas pegada a la puerta cerrada de una casa. Se
abría cuando alguien entraba y otra salía, y nada más. Intuimos, naturalmente, que se trataba del
sitio en donde pagaban los votos, previa muestra del pulgar entintado, la credencial perforada o,
quizá, la foto de los votos en el celular. César, quien estaba que trinaba y mentaba madres, le hizo
el paro a un par de señoras. Ellas aseguraban que conocían a la mujer del cuaderno y la lista, y
que querían hacer una denuncia pero no sabían cómo. Fue entonces cuando él hizo fotos con su
celular a los colectivos y taxis; anotó el número de las placas y el nombre de las denunciantes.
Regresamos a casa y se puso eufórico ante la posibilidad de esta denuncia. Llamó a los teléfonos
de la FEPADE (Fiscalía Especial de Delitos Electorales) en Tuxtla y ¡todos ocupados! Llamó a
los del Deefe y nada, y fue hasta que se conectó a internet —en donde descubrió un teléfono
accesible— cuando por fin descargó su ira.



—¡Vaya! —exclamó César— de algo han servido las reuniones y marchas del Todos-Somos-132.




No había terminado la jornada electoral —no eran aún las seis—, cuando por teléfono alguien de
la familia nos informaba que en Tuxtla Chico, en una de las casillas del Ejido Guillén, antiguo
Medio Monte, gente con cuernos de chivo amedrentaba a los votantes, al igual que una llamada
amiga, desde San Cristóbal, nos advertía: en las casillas del lado Norte (rumbos de La Hormiga y
Ojo de Agua) “descaradamente” descubrieron cómo alguien pagaba a los colectiveros, tras la
jornada; más o menos bajo los mismos procedimientos observados en Tuxtla. Por la noche mi
compadre Manuel, igual de San Cristóbal, escribía un mensaje: “Hubo operadores [a quienes] les
entregaron mil pesos y un celular, para que juntaran gente [a quienes se] les iba a remunerar 500
pesos. Pero debían tomar foto a sus boletas para que se les pagara”. Al día siguiente, el lunes, la
señora que nos ayuda con el aseo de la casa, dijo tras una charla:



—Ay Don Toño. Son toavía más descarados. Le estuvieron diciendo a los viejitos que si no
votaban por el Verde o por el PRI, ya no iba [a ha]ber su Progresa, su Amanecer y su Sesenta-y-
más.



—No le creo. Iría contra la ley —complementó César.



—¡La ley! A mi suegra le dijieron que se dejara de chingaderas. Que si seguía hablando [mal] del
gobierno, que luego no se anduviera quejando. Que la podían desaparecer de la lista.





Medios y vox pópuli.


Durante los días siguientes hice un recuento mental; un balance de lo que decían o habían dicho
los medios, los periódicos, la radio y la televisión en Chiapas: 1. Muertos, incendio y amenaza de
robo de urnas en Nuevo Rincón Chamula. 2. Detención de mujeres en Villaflores, provistas de
una gran cantidad de boletas del IEPC, aparentemente falsificadas. 3. Robo o quema de tres urnas
en San Andrés Duraznal (Tzotzil-Norte). 4. Balacera junto a las casillas electorales de un centro
comercial en Tuxtla. 5. Omisión en la boleta, del nombre de algún candidato a diputado local. 6.
Robo ominoso del triunfo electoral a Carlos Morales, candidato a edil en Tuxtla Gutiérrez. 7.
Masiva y flagrante compra de votos en San Cristóbal. 8. Aprehensión de la presidenta del Conse-
jo Municipal Electoral del IEPC en Sxbal, por instrucción de FEPADE ante algún ilícito electo-
ral. 9. Falla escandalosa del PREP estatal, organizado por el IEPC, órgano electoral estatal y 10.
Nombramiento de un diputado local para “los chiapanecos residentes en el extranjero” a cuenta
de 30 o 300 votos irrisorios.



Pero lo que es peor o igual de malo: vecinos confiables, voces en la peluquería, en el mercado, en
el lavautos y en un congreso al que asistí este fin de semana en Tonalá, insistían en conductas en
verdad alevosas: 1. Que operadores de Progresa, Oportunidades, Amanecer, Chiapas Solidario,
Asamblea de Barrios, Programa Motor e incluso personal de SEDESO —supongo dependencia
del gobierno estatal—, con anticipación habría advertido que “de preferencia debemos votar por
el PAN puees… ya ven que es el partido del Presidente [Calderón]. De donde vienen todos los
apoyos del gobierno”. 2. Que respecto de lo anterior, hubo contraorden, pues muy pocos días
antes de la jornada electoral, los mismos personeros decían que la instrucción había cambiado y
que “pues ahora dicen que hay que votar por el Verde o por el PRI”.




3. Que perversa y calculadamente, el gobierno estatal habría suspendido —bajo el pretexto de la
veda electoral— las ministraciones de los meses de junio y julio, correspondientes a becas, Ama-
necer y demás prerrogativas y subsidios. Ello para facilitar el condicionamiento electoral, o desde
ahí influir de algún modo en el voto de los beneficiarios, y 4. Que una instrucción solapada del
gobierno (o del “palacio del gobierno”), a través de los facilitadores u “operadores” de las Asam-
bleas de Barrio, habría llegado como instrucción, en el sentido de votar a favor del PRI o el Ver-
de.



Finalmente, tres cuestiones esclarecedoras acerca de lo que ocurre en Chiapas el día de las elec-
ciones. Uno: jura y perjura el jardinero de la casa de junto, que hoy, “más que en la elección de
hace tres… cuatro años” hubo dinero a raudales para comprar votos y acarrear gente. Estas son
sus palabras: “hubo mil pesos por voto aquí en Cerro Hueco y todo Madero, y también en la
Patria Alta. [Aunque] no lo pagó el PRI sino el Verde. Mucho… mucho dinero, sólo que no
llegan los mil [pesos] hasta’bajo. Se quedan puee… en toda la cadena. De a 500 fue tocando, o
menos, pero [además] tu pollo fresco o asado, pues es que hay que pagar la combi [colectivo]. Y
algunos [líderes de barrio] hasta dieron comida en sus casas. Caldo’e pollo, pollo rostizado,
refresco… lo que pudieron”.



Dos: un médico veterinario conocido nuestro, explica que efectivamente “hubo mucho dinero en
estos días”, situación que dice haber observado “en la Selva, por el rumbo de Altamirano y hasta
allá’dentro, cerca de Marqués de Comillas”. Él afirma que “en las ciudades grandes como Tuxtla
y Comitán, se compraron los votos en 500 pesos, y en las localidades rurales más pequeñas, ahí
sólo pagaron… en algunos casos cien y en otros 200 pesos”. Que la estrategia es “una cadena de
arriba abajo y todo se apoya en los líderes de barrios y colonias”. Que “ellos lo bajan a otros
líderes pequeños, y ellos ya a los cabezas de familia”. E inconscientemente, el médico se justifica
a sí mismo: explica que “quince o veinte días antes” de la jornada electoral, brindó sus servicios a
un “juez, magistrado o algo así”. Que él mismo le dijo que en el gobierno ya era un hecho que “el
bueno era el Güero Velasco” y que el nuevo Presidente de la República sería Enrique Peña Nieto.
Que ya se habían entrevistado con “el Presidente Obama” [sic] y que todo ya estaba arreglado.
“Que si votábamos qué bueno y si no también. De todas maneras, ellos son los buenos, ellos van
a ser el nuevo gobierno”.



Tres: un compañero cronista, grande de edad, recién establecido en Malpaso (nuevo municipio de
Mezcalapa), refiere en la convención de Tonalá, a la que he hecho referencia, que esto le infor-
maron los trabajadores del rancho que aún construye: que no trabajarían el sábado anterior a la
elección, pues les habían prometido que si se presentaban en el pueblo, ese día, el candidato a la
presidencia municipal por el PRI-Verde, les daría 500 pesos por votar a su favor, y que “si gana-
ba la elección, entonces les iba a dar el doble —mil pesos— y una dotación de laminas de zinc”,
razón por la que sus trabajadores aparecieron bolos, y hasta el domingo por la noche. Además,
confía a los presentes según sus propias palabras, “otro secreto más”: que en Tecpatán, en las
mismas casillas, el mismo día de la elección, varios representantes del PAN y del PRD fueron
comprados, a fin de “voltearse” y representar al PRI o al Verde.





Información poselectoral.




De modo que es ahora cuando nos enteramos de la escandalosa estafa cometida por el PRI (y el
Verde en el caso de Chiapas), en contra de los ciudadanos mexicanos. Esto debido a los aciertos
del inesperado movimiento juvenil-universitario Todos-Somos-132, por la relevancia actual de las
redes sociales: blogs, correoE, féisbuk, túiter, yutub y demás, aunque también por la campaña
poselectoral de López Obrador y su Morena. Ominoso fraude electoral según se ve desde ahora
y, llámese como deba llamarse, por aquello de las susceptibilidades legalistas o lingüísticas:
compra ilegal de votos, mercenario acarreo de votantes, compra de conciencias, campañas infla-
das con dinero sucio, coacción institucional, coacción económica, condicionamiento de pensiones
y subsidios, “apoyo solidario del candidato”, “cortesía de la campaña”, etcétera.



Hoy se escuchan y presentan a través de aquellos medios, y los propios de la radio y la televisión,
mil evidencias de esa feria de millonadas y trafiques. Se habla de pesos, dólares, ingresos y reme-
sas extraordinarias del extranjero, transferencias electrónicas (bancarias) inexplicables, movi-
mientos inusuales en las cuentas bancarias de políticos priistas y empresarios, campañas políticas
como “vía idónea para lavar el dinero sucio” proveniente de negocios ilícitos y de los grandes
capos, facturaciones millonarias ilícitas, dobles y triples contabilidades en los partidos políticos,
gastos millonarios que rebasan los “topes de campaña”, al menos cinco millones de votos com-
prados o retribuidos de alguna forma, ingreso y circulación de entre 3,000 y seis mil millones de
pesos de procedencia ilícita, etcétera.



Por fin se observan diáfanamente datos, nombres, informes y opiniones respecto de… 1. Inequi-
dad financiera y mediática de las campañas políticas. 2. Sesgo e incluso perversidad informacio-
nal manifestada por las cadenas-monopolios de la prensa escrita, la radio y la televisión mexica-
nas. 3. Manipulación mediática, en donde se incluyen las ahora famosas “encuestas copeteadas” y
4. La evidente presencia de opinadores e intelectuales “a modo” para expresar pareceres sobre la
perfecta o “casi-perfecta” democracia mexicana. Cuánta razón tiene el buen Jorge López Aréva-
lo: “el dinosaurio no despertó sólo. Lo despertaron los poderes fácticos y los medios. Ganaron las
televisoras y los poderes fácticos”.



Otro: ha salido a la luz pública, el caso de financiera Monex, subsidiaria del grupo Banamex, por
cuya intermediación, “clientes no rebelados” depositan millonadas que a su vez son transferidas a
miles de tarjetas destinadas a los representantes del PRI al nivel distrital y de casillas. Es también
el caso de Soriana, cuyos directivos negocian con dirigentes del PRI la distribución masiva de
tarjetas (electrónicas) de prepago, con montos de 500 a 1500 pesos cada una, estrategia parecida a
la que apenas descubren los periódicos en Chiapas, respecto de la distribución de tarjetas tele-
fónicas de cien y hasta 500 pesos de crédito: alternativa que aparentemente se usa, como parte de
la mecánica de distribución del dinero sucio, compra de votos y acarreo de votantes.





Poderosos jóvenes, tremendos.



Pero además, algo llama nuestra atención durante estos días. La posibilidad de seguir paso a paso,
un evento fuera de lo común, a través de los mensajes, fotos y vídeos que circulan por los inters-
ticios de la red, por mediación de la pantalla frente a la cual escribo. Me refiero a una entre tantas
movilizaciones recientes, de los chavos y chavas del Todos-Somos-132. La del martes tres de
julio por la tarde, en Tuxtla Gutiérrez.


Antes de las cuatro comienzan a congregarse junto al Polyforum. Son apenas algunos estudiantes
de la Universidad Politécnica y jóvenes que salen del Cinépolis o vienen de Chiapa de Corzo.
Inician su recorrido, pasan frente a la VII Región Militar y… algo admirable: todos transitan por
ahí, tranquilos. Se detienen en el crucero del Parque Cinco de Mayo, en donde suspenden el
tráfico de sus cuatro dobles-vías. Continúan hacia la Plaza Central y aquí entran y se manifiestan
frente al Palacio del Gobierno. Se detienen junto al Parque de la Marimba, y lo mismo hacen, por
un buen rato junto a la Plaza de la Juventud, pequeña sección del extenso conjunto del Parque
Morelos.



Se me olvida que durante todo el trayecto, sólo han afectado una mitad de la avenida más impor-
tante de Tuxtla, mientras los coches continúan. Y que los medios en este punto, registran al me-
nos 2000 manifestantes. Toman aire entonces, y ahora sí todos ya sabemos a dónde van. Atravie-
san la Colonia Moctezuma y adivinamos todos. Se plantan y manifiestan frente a las oficinas
centrales (estatales) del IFE. Vocean, aúllan, gritan. Gritan hasta desgañitarse, hasta que aparece
un altavoz, o hasta que muy pronto son atendidos. Baja una comisión, ya se acercan a ellos los
del IFE. Los chavos, nuestros hijos, alumnos, vecinos, no aceptan formar una comisión “repre-
sentativa”. Dicen que todos y cada uno Todos-Somos-132. Que no hay comisiones ni representan-
tes en esto. Que no aceptan micrófonos, bocinas, pantallas. Que sólo quieren todos a capela,
hacerse escuchar.



Identifico entre los comisionados a Blanca Estela, consejera electoral ciudadana, a mi antiguo
profesor de secundaria, el licenciado Jorge Guillén Navarro, funcionario de la institución, y creo
va uno o dos más, a quienes no identifico. Sólo que, aunque no descarto la importancia de lo que
ahora conversan o convienen, mucho más importantes y sugestivas resultan a ojos de todos, sus
pancartas. Todas hechas a mano. Todas sostenidas con sus puños. Todas simples cartulinas mul-
ticolores, algunas pintadas, ahí mismo. Todas hermosas pues despliegan ingenio e imaginación.



Me encanta la que expresa “¡PELIGRO! Estudiantes armados de ideas”. Atractiva ésta que dice
“Somos los de ABAJO, y vamos por los de arriba”. Diáfana y sin par la que nos recuerda el
himno nacional: “México, la PATRIA ¡Un soldado en cada hijo te dio!” y ésta, la más entrañable:
“La patria NO SE VENDE ¡La patria se defiende!” o bien esta otra, mil veces esgrimida: “Si
Zapata viviera ¡Con nosotros estuviera!”.



Advierten al público en un tono didáctico y coloquial: “Disculpe las molestias. Seguimos cons-
truyendo la DEMOCRACIA”, y no le va muy bien a los priistas. Afirman en una lámina: “Detrás
del copetón, está el pinche orejón”, o bien anuncian este deseo: “Peña bombón, te queremos en
PRISIÓN”, y otro que supongo refiere a su mujer: “NO estoy dispuesto a cambiar el águila de mi
bandera por una GAVIOTA”, mientras otros carteles relacionan la política con los medios:
“MÉXICO no es TLNovela, para ser gobernada por comediantes”, “Despacio, sin prisa. Televisa
te idiotiza”. “Televisa te idiotiza y TV AZTECA te apendeja” reza otra y una más: “¡No a la
TELE-dictadura de baja intensidad!” y finalmente en este tema, un colofón: “La tele NO nos
quiere ver. Estamos a mano”.



Observo ahora mismo incluso, mensajes a sus familias y a los ciudadanos en general: “No te
preocupes mamá. No llegaré a dormir. Estoy velando la PATRIA”. Otro: “Mamá, hermano,
perdón. Pero estoy defendiendo a la NACIÓN” y este otro, muy convencido: “Estamos en la


calle. ¡Porque estamos en la CALLE como país!” o la pancarta que en algo desafina por su tono
fúnebre: “Hoy ¡La democracia ha muerto!”, o este otro que aunque en absoluto no compartimos,
igual se integra al mosaico de sus expresiones: “IFE: Instituto del Fraude Electoral”, aunque al
final, alguien no se olvida de la eterna y luminosa sentencia nerudiana: “Podrán arrancar todas las
flores, pero no detendrán la primavera”.





Segunda vuelta y otras posibilidades.



Y bien, esto no es todo, sino apenas una apretada muestra de los mil y un datos que circulan
ahora mismo a través de los medios y por las redes. Así que, para terminar, lo que observo es lo
siguiente: que en los doce años del PAN, incrementaron su poder los poderosos de siempre, los
“invisibles”, los llamados “poderes fácticos”, razón suficiente para que desde el Estado se les
reduzca. Su inventario es pequeño: 1. Multimillonarios (los ricos mexicanos en la Revista For-
bes). 2. Banca y bolsa de valores. 3. Duopolio de la televisión mexicana, 4. Políticos y exgober-
nantes claves (vgr. Salinas, Beltrones, Fernández de Cevallos, etcétera). 4. Jerarcas religiosos. 5.
Embajada norteamericana. 6. Verdaderos capos de la droga. 7. Militares mexicanos influyentes.
8. Grandes empresas mexicanas y 9. Multinacionales radicadas en el país. Aparte están —no los
confundamos ni los perdamos de vista— los “factores de poder”.



Otro enfoque: si la legislación mexicana —esa que formulan y reformulan los diputados y sena-
dores de todos los partidos— fuera aún más puntillosa, tal como ocurre en los “países civiliza-
dos” y hasta en varios vecinos de la región latinoamericana, la debacle de esta monstruosidad
electoral tendría visos de solución inmediata. Pasaríamos a la segunda vuelta electoral entre la
coalición PRI-Verde y la coalición PRD-PT, se impondrían —suponemos— algunos candados
adicionales para evitar sobre-financiamientos, se procedería a una nueva elección y… ¡Sansea-
cabó! Pero ocurre que esto es imposible en las circunstancias jurídicas actuales. A lo sumo, lo
que a partir de hoy podría obtenerse, es una nueva y aún más detallada y rigurosa adecuación de
las leyes del ámbito electoral, aquella que favorezca conductas ciudadanas e impida comporta-
mientos criminales. He aquí algunos ítems, a guisa de ejemplo:



1. Garantizar el control estricto, verificable y transparente, del financiamiento público, social y
privado a los partidos políticos.



2. Penalizar ejemplarmente aquellas conductas nocivas: compra y coacción del voto, amedrenta-
miento, condicionamiento de los apoyos institucionales, acarreo de votantes y demás lacras del
viejo sistema electoral priista.



3. Diseñar y aplicar un mecanismo que selle absolutamente la posibilidad de alimentar con recur-
sos ilícitos, las campañas electorales. Modificar, por ejemplo, la ley que permite a los partidos
presentar sus cuentas hasta un año después de las campañas.



4. Establecer la segunda vuelta electoral cuando el candidato triunfante no obtenga el 50 por
ciento de los sufragios efectivos.




5. Triangular eficazmente la información proveniente de cuentas bancarias, declaración de im-
puestos, erogaciones cuantiosas, contabilidad de los partidos y lo que corresponda, a fin de evitar
la doble contabilidad y el financiamiento ilícito.



6. Impedir desde el Estado, mediante ingeniería cibernética —o lo que sea—, la inequidad finan-
ciera y mediática de las campañas políticas y sobre todo, el ingreso de dinero sucio.



7. Disminuir al 50 por ciento de su tamaño actual, las cámaras de diputados y senadores, y por lo
mismo, desaparecer las curules de “representación proporcional”.



8. Reducir al 50 por ciento el financiamiento público a los partidos políticos y al IFE, para dismi-
nuir el costo promedio de los sufragios en la misma proporción. Hoy la media nacional es de 250
pesos; verdadera dilapidación. Y finalmente,



9. Impulsar una campaña masiva, efectiva e intensa, contra la compra de conciencias, verdadera
lacra nacional. Me imagino algo como al doble o triple de lo que fue en su mejor momento la
campaña promocional contra el sida.





Ciudadanos, partidos y Estado.



Sin embargo, tras llevar hasta sus últimas consecuencias las demandas de la ciudadanía y de la
izquierda, es decir, tras dirimir jurídicamente esta barbarie (procesar, componer o reponer las
elecciones), estos asuntos no deberían ubicarse en el centro del debate poselectoral; por más que
sea urgente el mecanismo de la “segunda vuelta electoral” y demás artilugios necesarios para
perfeccionar la enfermiza democracia mexicana. Ninguna ley hará por nosotros, lo que no seamos
capaces de transformar, modificar e incluso erradicar nosotros mismos como sociedad. De uno
en uno, de familia en familia, de colectivo en colectivo, de barrio en barrio y de organización en
organización.



En el centro del debate debería ubicarse la reflexión. Reflexión profunda sobre las razones por las
que tan fácilmente, tantísima gente vende su conciencia, su libre albedrío, su libertad, es decir, la
esencia de su propio ser; a cambio de unas monedas, 200, 500, mil, diez mil pesos. Debemos
reflexionar profundamente en las bases de la conciencia cívica, de la ética, del valor intrínseco de
la persona humana. Reflexionar sobre cómo la pobreza, la ignorancia y la pérdida de valores
impacta negativamente en la persona, en el ser social del individuo. Individuo que para poseer la
calidad de persona, sujeto de la historia, debería estar suficientemente proveído de valor, autoes-
tima, sentido crítico, ética social y compromiso ciudadano.



Cuando esta reflexión autocrítica la hayamos realizado; cuando tengamos las razones, las expli-
caciones de este comportamiento aberrante, entonces sí, tendríamos que actuar decididamente y
con firmeza; en tanto que personas, sujetos sociales, familias, colectivos, barrios, organizaciones,
partidos políticos, Estado.



Entiendo que los más jodidos, los más pobres entre los pobres votan (o podrían votar) por una
despensa, un kilo de frijoles, un pollo; que algunos votan de cierto modo, por miedo, por defen-


der sus pequeños privilegios, por defender a una clase social o por ser profundamente conserva-
dores: cuyo pensamiento egoísta desestima la posibilidad de un proyecto alternativo de nación,
más incluyente. Sin embargo, en un plano más profundo, no logro entender qué diablos ha pasa-
do. Qué hemos hecho, o qué hemos dejado de hacer, los educadores, los profesores, los padres,
las familias, las escuelas, las universidades, las diversas confesiones religiosas, las organizaciones
sociales y empresariales, e incluso los partidos. ¿Qué hemos hecho los mexicanos todos, para
merecer tamaña insensatez, perversidad tan monstruosa? Porque en todo esto, como se ve, parti-
cipan “políticos”, “dirigentes”, “activistas”, la mayoría de ellos universitarios.



Todos en nuestro sano juicio sabemos y afirmamos, que el Hombre —así, con mayúscula, pues
en tal concepto cabemos todos, féminas y varones— es por sí mismo, por su naturaleza intrínse-
ca: entidad ética o moral, entidad cívica, sujeto social, “sujeto de derecho”, verdadera mujer y
verdadero hombre. Sabemos con base en ello, que cada uno de nosotros es capaz de promover el
cambio, de actuar en tanto que motor del perfeccionamiento social, cívico y ciudadano. Que
como sujetos sociales aspiramos siempre al mejoramiento de las condiciones de nuestra vida; a la
adopción sublime de las normas de convivencia colectiva, y a nuestra incorporación a la vida
social activa para el mejoramiento del entorno.



¿Qué pasa en la psique del individuo, en la inteligencia y en la voluntad de la persona, cuando
prefiere obtener un favor o una dádiva, a cambio de votar, no de acuerdo con su libre albedrío,
sino a consecuencia de un mandato, de una “sugerencia” expresa?



¿Cómo opera eso que tenemos dentro, el valor intrínseco del individuo, cuando a cambio de
algunas monedas, tal persona, en vez de ejercer y demostrar su ética o su moral —al desplegar
libremente su derecho al sufragio— vota sólo de acuerdo con cierta coacción, instrucción o suge-
rencia?



¿Cómo piensan, qué imaginan y cómo se ven a sí mismos (personas incluso profesionistas),
quienes fungen como operadores del trasiego de las voluntades de los individuos?



¿Qué debemos hacer para cohibir las conductas deleznables (antiéticas, predatorias) de estos
seres que aparentemente no alcanzan a ser en verdad humanos, quienes no cubren el nivel básico
de requerimientos para acreditarse como verdaderos ciudadanos?



¿Qué hacer para transformarlos desde su aptitud inhumana, atrófica, a una verdadera calidad de
individuos, seres humanos, dignos de sí mismos, dignos de los suyos y de la sociedad?



Tal como aseveraba el gran Carlos Monsiváis respecto de la delincuencia esquizofrénica, proba-
blemente el mismo rasgo común exista entre los sujetos activos y pasivos de toda esta perversión
electoral: “ignorancia de los procesos racionales, desinterés por lo que ocurre en el ámbito públi-
co, debilidad moral que ni siquiera se percibe a sí misma, codicia elemental, credulidad [a cie-
gas], falta de aceptación de los valores humanos [y] devoción por el dinero”.



Finalmente concluyo y vuelvo al punto de partida.




Es cierto que en este nuestro México querido, no hay ahora ni habrá jamás, tiempo para la jubila-
ción, el letargo o la claudicación cívica. Errados estamos quienes creemos —o alguna vez haya-
mos creído— que con aportar tantito a la transformación del país o al engrandecimiento de la
patria, ya estábamos librados del compromiso y eso era suficiente. Y expreso esto aunque ello
haya implicado alguna parte substancial de nuestras vidas. Han sido demasiados años, casi cinco
siglos de vasallaje, corrupción, negligencia, impunidad y simulación, como para creer que la
felicidad, la prosperidad y la utopía del México vigoroso van a estar a la vuelta de la esquina.



Debemos continuar incansablemente hasta el último resuello, pues cinco siglos de historia, no
serán nunca escollo fácil de remontar. Duele decir esto, pero debemos admitirlo desde el fondo de
nuestro corazón, al menos para desemponzoñar el alma.





Antonio Cruz Coutiño*

* Académico de la UNACH-Facultad de Humanidades; sociólogo, diplomado en Ciencias Políticas, Derecho Ambiental
y Docencia Superior, maestro en Estudios Regionales, doctor en Humanidades y Summa Cum Laude por la Universidad
de Salamanca. Forma parte del CAEME, Cuerpo Académico Estudios Mesoamericanos de la UNACH-FCS y de la
ACECH, Asociación de los Cronistas de Chiapas. cruzcoutino@gmail.com







 
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