RELACIÓN DEL PLAGIO DE DARINEL ZACARÍAS

Autor: EnSUMA »1:35:00 p.m. »1 comentario
Por: Ameht Rivera

Cuando uno comienza a garabatear sus primeros textos quiere compartir, con la alegría inocente de un enamorado, su creación a todo el mundo. Mostrarla orgulloso como un padre a su primogénito. Más nunca se imagina que el soltar a navegar por ahí, en el océano del mundo, a nuestros barquitos de papel, pueda devolvernos altas mareas de congojas.

El viernes pasado, por esa ignota trama del destino que los mortales llamamos casualidad, entré al portal digital de un rotativo local llamado "Diario del Sur" y, de reojo, en la esquina inferior derecha vislumbré un titular que me inquietó "El teatro callejero de los gracejos". Me inquietó porque hace más de 7 años decidí dejar constancia literaria de una tradición del Soconusco sobre la que nadie había escrito antes: Los Gracejos. Y, en mi escrito, medité sobre cómo estos burlescos personajes suplen "de gracioso modo" la carencia de espectáculos públicos para nuestra gente, y son, a su muy particular sazón, una suerte de teatro callejero e itinerante en los días de la Semana Mayor.

Mis sospechas, mis más tristes sospechas, se hicieron reales cuando leí las abyectas líneas del primer párrafo de esa nota publicada en Diario del Sur "Una tradición de orígenes libertinos o quizá disipados en el celaje de los años que ya no son (...)" línea que transcribe, con nimias variaciones, mi texto original. Y a cada párrafo crecía mi indignación al ver cómo una persona (¿se la puede llamar persona?) sin ética ni moral había desmembrado mi texto original para intercalar palabras o líneas suyas y publicar así ese Frankenstein textual bajo el nombre de: Darinel Zacarías.

El señor Darinel Zacarías conocía de sobra mi trabajo sobre los gracejos, puesto que cada Semana Santa que podía yo posteaba, a través de mis redes sociales, el texto de mi autoría que originalmente se titula "Los gracejos de Cacahoatán" y que él mismo comentaba, compartía y elogiaba. Texto que fue publicado por primera vez, junto a escritores como Elena Poniatovska, Juan Bañuelos, o Dolores Castro, entre otros, en el segundo número de la revista Horal editada en abril del 2009 por el CONECULTA, y de la cual guardo un ejemplar.

No es la primera vez que alguien se roba contenido de mis redes: han robado notas enteras de mis blogs, el del periódico y el personal; pero, hasta hoy, los intrusos habían sustraído ilícitamente de mis redes "sólo" textos periodísticos, cosa que nunca me tomé tan a pecho por considerar, mis esporádicas aportaciones a la prensa escrita, poco más que un hobbie o una feliz manera de ganarme la vida.

Aunque, ya a estas alturas me pregunto, ¿por qué un sujeto "B" podría detentar el derecho de hacerse un nombre a costa del trabajo de otro?, ¿por qué no citar la fuente original y así dignificar tu oficio de periodista/escritor?, ¿por qué, en este mundo moderno abundan, como en ninguna otra época, los Bryce Echenique, los Salatiel Alatriste?, personajes que antes que ser presa del escarnio y el repudio públicos, fueron, en el caso del peruano Echenique, galardonados con un premio tan notorio como el premio de la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara. ¿Por qué?, se cuestiona uno con harta indignación y ellos, los plagiarios, responden con sorna, ¿por qué no!

La sensación de ver un texto de tu autoría, del cual meditaste hasta dónde colocar una coma, destrozado por manos insulsas, malvadas, abyectas, es quizá (y dirán que exagero) comparable a mirar a un hijo tuyo acribillado con saña por un Mara Salvatrucha. Es una sensación de horror mezclada con indignación y asco. Es pecar de alta traición contra el noble oficio del periodismo; porque engañas a quienes creen, a veces hasta ciegamente, en aquello que publicas: tus lectores. Darinel Zacarías se dice periodista. Es dar el más sucio ejemplo a quienes te tienen precisamente como eso; como ejemplo: a tus alumnos, y Darinel Zacarías se dice profesor.

Estoy triste e indignado hasta el sollozo porque (por ahora) no poseo una casa, ni un automóvil, ni una obesa cuenta de banco con mi nombre, mi más precisado patrimonio son mis libros (los que he leído y los que he escrito); he dedicado mi esfuerzo, mi alma, mi juventud, a leer mucho y a escribir otro tanto. Yo no fui a una escuela para aprender cómo escribir; los textos que he escrito; los libros que he publicado, son una feliz muestra de que cuando uno ama hacer algo, lo hace simplemente porque las circunstancias (hambre, carencias, desprecios, enfermedades, desesperación, soledad) se someten a la incontenible voluntad de crear. A la impostergable necesidad, ¿necedad?, de escribir.

¿Sabrá quien plagia contenidos, del amor que un padre siente por sus textos?, ¿columbrará, acaso, lo que un padre encabritado puede hacer por un maltratado hijo suyo? Pueden robarme mi trabajo, mi escaso dinero, mi amada libertad, incluso mi vida, ¡pero no se metan con mis hijos (textos)!, ellos son el único testimonio palpable, y acaso imperecedero, de que he sido feliz sobre esta redonda Tierra. Porque aunque, las más de las veces, escriba sobre la soledad o la tristeza, escribir me da felicidad, profunda e inocente felicidad.

Espero, a partir de esta publicación, difamaciones, calumnias, incluso memes, en contra mía. Son muchos los enemigos de la verdad. Conozco los maléficos alcances del autor del plagio que hoy me indigna y me escarnece, pero no me voy callar, esta vez no. Los personajes que admiro han dado hasta la vida por defender su derecho a decir, su derecho a pensar distinto, su derecho a la libertad, en suma; su derecho a ser, y no daré un paso atrás en mi derecho de gritar mi indignación.

Hice un conteo meticuloso para saber qué parte del texto publicado bajo el nombre de Darinel Zacarías es texto original mío y qué parte son anexiones hechas por él; el texto publicado por el Diario del Sur consta de 462 palabras, de las cuales 409 son mías y apenas 53 son palabras incorporadas por él a mi texto original, entre las que se incluyen artículos y frases como "para Ameht López Rivera escritor y poeta de Cacahoatán, el gracejo es (…)", es decir un 88.6 % del texto publicado es de mí autoría: ¡casi el 90% del texto es un plagio hecho por Darinel Zacarías!, incluso para curarse en salud, al final el señor Zacarías pone extractos de mi texto original como si fueran citas textuales de una entrevista que él me hubiera hecho a colación del tema de los gracejos. Lo cual, nunca pasó. Y mucho menos pidió mi consideración para publicarlo, acción que atenta contra la Ley Federal de Derechos de Autor, aún más cuando dicha ley en su artículo 21, fracción III, expone que el titular de los derechos morales de la obra puede “exigir respeto a la obra oponiéndose a cualquier deformación, mutilación u otra modificación de ella, así como toda acción o atentado a la misma que cause demérito de ella o perjuicio a la reputación de su autor”.

Como mínimo reparo a la vejación de que he sido sujeto, exijo una disculpa pública del señor Darinel Zacarias por haberse adjudicado como suya una obra que él no escribió. Y presuponiendo la inocencia del medio informativo Diario del Sur ante este yerro, ya que presumiblemente desconocía la fuente original del texto, pido su consideración para retirar esa nota de su portal y la publicación de una fe de erratas en su versión impresa donde se explique que el autor del texto original llamado "Los gracejos de Cacahoatán" es quien suscribe: Ameht Rivera, mismo que se publicó indebidamente bajo la autoría del señor Darinel Zacarías en su edición impresa del 23 de marzo de 2016 bajo el título cambiado de "El teatro callejero de los gracejos", con lo cual se dará mayor certeza y confianza a los lectores de ese medio informativo.

Para rematar este recuento de los daños, existe un adagio popular que reza: “El que nace para maceta del corredor no pasa”, yo trocaría esa sabiduría popular, o más bien la actualizaría diciendo: el que nace para plagiario del ‘copy paste’ no pasa.



Aquí adjuntamos las imágenes detalladas que dan cuenta del plagio de Darinel Zacarías (dale click para ampliar), para su mejor visualización recomendamos descargarlas a tu computadora: 











Las opiniones vertidas en EnSUMA Noticias son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten, y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de este periódico.