DIA DE MUERTOS EN CACAHOATÁN: UNA TRADICIÓN LLENA DE VIDA

Mercante cacahoateco en Día de muertos.

Por: Estrella Trujillo y Ameht Rivera.

Una tradición que nos identifica.

México es muchas culturas, un país que habla más de 70 lenguas autóctonas, además del español. Esto podría llevarnos a concluir que no hay unidad posible en cuanto a tradiciones que nos den una identidad como mexicanos en todo el territorio nacional; sin embargo estas culturas surgidas de los diversos pueblos que se asentaron, a través de los siglos, a lo largo y ancho de lo que hoy conocemos como México, poseen cierta homogeneidad en su manera de concebir el mundo, esto es, en su cosmogonía.

Altar familiar erigido en una calle de Cacahoatán.

Se comparte, por ejemplo, el culto al dios aéreo-terreno Quetzalcoatl. O el calendario ritual de 260 días, o su afición por el sacrificio. El juego de pelota. Esto, es fácil suponerlo, con sus respectivas variaciones según cada época y lugar. Un rasgo esencial de las culturas de Mesoamérica es el culto a los muertos. Y esta milenaria tradición, que ha sido enriquecida a su paso por diversas culturas; desde la olmeca hasta la mexica, ha llegado hasta nuestros días llena de aromas, sabores y colores.

Este sincretismo continúa hasta nuestros días. Por ejemplo la religión católica (que trajeron los españoles), ha aportado, entre otras cosas, santos a los altares dedicados a los familiares muertos. Figuras de yeso, madera, y otros materiales (representaciones de personajes bíblicos), que son parte ya del ornamento para el altar tradicional. Así como también se han confeccionado distintos platillos según las bondades de la región. Muchos de los cuales, como el dulce de calabaza, camote, el pan de muerto, las calaverita de dulce, son consumidos en todo el país. Así el tradicional Día de Muertos tiene hondas raíces en nuestra tierra, y es una tradición que le confiere identidad a todo un país; a cada uno de los pueblos, a cada una de las familias que año con año festejan con ofrendas en el altar y flores en los panteones.

Una tradición que no muere.

Calabazas en venta para preparar el típico dulce, en Cacahoatán.

En Cacahoatán, pueblo fronterizo al sur de México, perdura la tradición de celebrar el Día de Muertos o “todos-santos” como comúnmente algunas personas le dicen, y la forma en que lo celebran es una manera común para la mayoría de la población, pero única en comparación de Centroamérica.

Esta ciudad cuenta con una población de aproximadamente 39,033 habitantes (según datos del INEGI), y más del 70 por ciento de ésta acostumbra levantarse muy temprano los días 1 y 2 de noviembre para iniciar la celebración de Día de Muertos. Gente de la cabera municipal como de los ejidos pertenecientes a Cacahoatán y Unión Juárez se concentran en el mercado “Moisés Muguerza Gutiérrez” ubicado en las principales calles a sólo 2 cuadras del ayuntamiento municipal de esa localidad.

Una de las principales derramas económicas de esta temporada es la venta de flores, éstas le dan un toque de alegría y folklore. La mayoría de los comerciantes provienen del país vecino de Guatemala y, uno que otro, de es de la localidad.

Las principales flores que se venden en estos días son: lluvia, astro, cesta de gallo, botón morado, gladiola, rosas, clavel y alcatraces, entre otras. El precio de éstas varía dependiendo el vendedor y la cantidad de las flores. Aproximadamente los pobladores gastan desde 50 pesos hasta 400 pesos en flores de diferentes colores y tamaños para ir a ofrendarlas a sus difuntos en el panteón, o adornar su altar familiar, o ya sea para los alumnos que elaboran sus tradicionales altares en las escuelas.

Una tradición se transmite de generación en generación.

En entrevista con la Sra. Guadalupe Pérez Vázquez originaria de Cacahoatán nos comenta respecto a la venta de flores que: “El precio de las flores en este año no aumentó mucho, pero algunos comerciantes aprovechan la temporada para subirle un poco para poder mantener a su familia”.

Nos explicó que ella es una de las principales vendedoras de esa localidad, “Son tres generaciones que conservamos la venta de flores, desde mi abuela, mi madre y ahora yo con mis hijas, nos sentimos orgullosas por seguir preservando esta tradición”

Asimismo la señora Guadalupe nos dijo que a pesar de la crisis económica que atraviesa el país, los cacahoatecos no pierden el espíritu de esta tradición, la cual -dijo- desea que nunca acabe.

Vendedora de los tradicionales "cascarones".

Otra de las ventas que podemos encontrar en esa plaza es la de “los cascarones”, que a pesar de que el precio del huevo aumentó en los últimos meses, podemos notar que sigue vigente la tradición de la elaboración de éste, ya que la principal materia prima para su manufactura es el huevo.

Existen cascarones de diferentes colores, la mayoría de estos son pintados a mano con diseños propios del vendedor, el precio varía entre los $0.50 centavos y un $1.00 peso. La señora Amalia García tiene su puesto de flores hechas con material reciclado como plástico, cartón, alambres, etc., pero también es vendedora de cascarones y nos menciona que a ella le lleva 12 meses para recolectar el cascaron de huevo. “Para juntar los cascarones de colores me lleva todo un año, regularmente de lo que consumimos con mi familia, para luego venderlos en esta temporada” concluyó.

Una tradición llena de vida.

Tradiciones milenarias como esta son comunes en muchos estados de la república, o quizá valdría mejor decir que cada cual tiene la propia, verbigracia: los voladores de papantla de los indios totonacos en Veracruz o la guelaguetza en Oaxaca, las cuales han perdurado a lo largo de los siglos, sin embargo no todas tienen el alcance nacional que posee el Día de Muertos en México. Es por ello que es una fiesta nacional. 

Incluso ante festejos ajenos a nuestra cultura como el "Halowen"que son una potencial amenaza para estas tradiciones, de acuerdo con una encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), reveló que el 65.5 por ciento de los mexicanos prefieren el tradicional Día de Muertos. Así es que el Día de Muertos en México, y a su vez en pueblos como Cacahoatán, que son parte de ese enorme engranaje de cultura y tradiciones que nos identifican, es pues, una tradición llena de vida.

Vendedora guatemalteca con su puesto de flores en el mercado de Cacahoatán.