YA EMPEZÓ LA EUROCOPA Y ESO ME HACE UN HOMBRE FELIZ

Ha empezado la Eurocopa 2012, el futbol en su máxima capacidad de acción mediática, deportiva, política, visual. El futbol más allá de un número reducido de especialistas, ya que su contexto es el diálogo cultural de dos sedes: Polonia y Ucrania, procesos recíprocos de reconstrucción histórica. Países que para las marcas patrocinadoras existen sólo conceptualmente y no se mencionen las guerras y conflictos que las constituyeron, principalmente a Ucrania.

Hoy estos países ya determinaron sus instituciones financieras, científicas, burocráticas; son países que dejaron atrás sus conflictos y se convirtieron en plataformas reivindicativas. El futbol, señores, también tiene sus hadas.

Al menos cuando la pelota rueda y los equipos y los aficionados se saben parte de una nueva posibilidad histórica.

La Eurocopa genera momentos tristes, emocionantes, inolvidables y tiene tiempos que se expanden a todas direcciones: se habla igual en México que en Brasil o Argentina que Holanda sorpresivamente perdió, que España empató con Italia, que los alemanes superaron a los portugueses, que Rusia goleó a mi compadre Peter Cech.

El registro de marcadores conforme se van dando detiene el tiempo, es fotográfico: Mario Gómez se suspende en el aire y remata, implacable, y vence al portero lusitano.

Me gusta la Eurocopa y me gusta porque no se fascina únicamente de las naciones poderosas, sabe vestir su autoridad y ésta se mimetiza sólo en el espectáculo. Y es que la Eurocopa es una fiesta: estadios llenos, grandes jugadores, partidazos que vienen y mujeres, mujeres bellísimas.

Para los latinos, quizá, haga falta un poco más de “picardía”, entiéndase con esto el dribling, la gambeta, el adulterar –si me permite la palabra–  las evidencias ante el árbitro. Una “mano de Dios” a la Maradona, una “mano negra” a la Thierry Henry, no sé.

Pero el futbol europeo es la suma de pequeños ejércitos tácticos desarrollando el juego: transición al pelotazo largo aprovechando, una vez abiertos, los espacios.

Hay equipos mucho más dotados técnicamente, sin duda, pero ya vimos a los griegos que desde su escudo antimisiles desplegaron, a base de fuerza y futbol, hacerle partido a los polacos, que son locales.

El futbol de este lado del mundo, a pesar de los millones que genera, no es un Imperio exclusivo para los más fuertes. Aún.

Luis Daniel Pulido