ITALIA, OTRA VEZ

Selección de Italia.

El futbol italiano a través de los años ha elegido en Europa su particular forma de resolver el juego. El famoso catenaccio italiano, su ex Liga de las estrellas, sus tres campeonatos del mundo, las extrañas formas de sembrar sospechas no sólo en su antiquísimo estilo de juego sino en la manera de “amañar” partidos. Ya en 1982 su delantero Paolo Rossi, y goleador de ese Mundial donde fueron campeones, venía de una suspensión por apostar en juegos donde él participaba.

Hace algunos años al AC Milan le quitan ocho puntos que lo dejan fuera de la Champios League en el tristemente caso de corrupción que involucraba a árbitros y directivos. Sanción que alcanzó a otros equipos como el Reggina, el Lazio, La Fiorentina, el AC Siena. Pero fue la Juventus el equipo más afectado pues le quitaron todos los puntos sumados en el años 2005-2006, así como los campeonatos (scudettis) logrados en ese año y descendiéndolos, en automático, a la Serie B (segunda división).

Hoy, a unos días de empezar la Eurocopa, Italia pone en duda su participación porque equipos y jugadores de su selección están involucrados, otra vez, en apostar en juegos donde participaron. El más conocido –tanto por su importancia, es capitán de la Selección, y por la suma de dinero que recibió– es su portero Gianluigi Buffon.

Los italianos, así como sus apéndices emocionales, los argentinos, tienen esa mirada que ponen los mafiosos cuando testifican en su contra a la hora de señalarles partidos cuyos marcadores son inverosímiles. Cómo olvidar el seis a cero de Argentina a Perú en el Mundial de 1978.

Pero volvamos a Italia, el modelo más clásico de la conducta estoica, donde la descripción de la vida pasa por un par de puños cerrados. Ellos sufren por idiosincrasia táctica hasta el último minuto; el uno a cero a favor les basta, les hace tocar el cielo.

El futbol italiano ha decidido por pasión más que por orgullo tener una sola entrada y salida para estos casos. La suma de corazones –tanto de futbolistas como aficionados– proyectan su moderno Coliseo Romano y dirigen el pulgar derecho hacia abajo aplastando a los ejércitos fiscales de su propio país, pero principalmente a los de la UEFA.

He, ahí, el futbol como una continuación de la película El Padrino; esta vez con Gennaro Gattuso resoplando y empañando el cristal de la cámara.

Concluyo, si me permiten, con lo que dijo Maradona: La pelota no se mancha.

Y es cierto.

Luis Daniel Pulido