FUTBOL: PASIÓN Y GLORIA
Autor: EnSUMA »10:47:00 p.m. »Sin comentarios
El
futbol está lleno de historias, de escenas emblemáticas: el delantero
que remata y hace el gol que el público imaginaba imposible; el medio
creativo, que casi ya no existe (en México tenemos a Sinha del Toluca
como ejemplo del último mohicano) y filtra el pase insospechado a pesar
del entorno opresivo de los llamados “medios de contención”.
El
futbol, pues, ha cambiado y por supuesto, debatir la “evolución” del
juego tiene muchas aristas: físicas, tácticas, mediáticas, como
empresas, hasta como sistema de procuración de buenos hábitos
alimenticios en un país, como el nuestro, de niños con problemas de
obesidad.
El
futbol, es cierto, es alegría y tragedia de comunes, tiene algo de
absurdo, de paradoja, de ironía. Es un deporte donde las estadísticas no
sirven para nada, ya que el soccer es de decisiones rápidas; el jugador
–desde el portero hasta el delantero– es un comunicador de direcciones:
el que ataca, el que defiende y que, por su sentido de vista y memoria,
habita áreas, esperanzas e historias que no les corresponden: el
territorio del portero, la media cancha del “otro”, la marca férrea
hacia el delantero y las decisiones desde la banca, del entrenador en
jefe que replantea la estrategia. Ajedrez de narrativa gráfica, de
indicar con manos, números y guiños, los cambios de posiciones, de
“pressing”, de agrupar otros factores y propiciar la diáspora: el
desborde, el dribling, “la diagonal matona”, el remate contundente y sin piedad a la portería.
Por
eso el futbol es el deporte más popular del mundo, y lo es a pesar de
los monopolios, el deterioro de su espíritu romántico, de la saturación,
de la excesiva revisión de lo que es obvio. El futbol, antes y después
de todo, es un entretejido social y se reduce o se amplía, según la
inteligencia del “observador”, en la radical sensación de que entre mil
razones, la nuestra es la que pesa, la que vale, la que descifra el
embrollo futbolístico, e incluso el arbitral.
La
tan esperada muerte del futbol ha convertido el juego tímido a un
monstruo arrogante. Sin embargo la esencia, que es el niño que hoy chuta
en la calle, hace que siga más vivo que nunca y reconstruya las
estructuras de la trama en el llano, en eso que los argentinos llaman
“potreros” y donde ese genio llamado Lio Messi toma el puesto de
guionista y reescribe la historia, esa que le da sutileza a los acentos
prosódicos del pase a la red y que como buen acto democrático seremos
parte de ese gol hasta el último día de nuestras vidas.
Luis Daniel Pulido
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