Los oficios de la impunidad en la frontera sur de México

Autor: EnSUMA »1:51:00 p.m. »Sin comentarios

Reportaje Por: Ameht Rivera

fotos: Darinel Zacarías

Ante la creciente escasez de recursos económicos en México, y sobre todo en el sur históricamente vilipendiado, abundan en la frontera México-Guatemala los empleos informales y que, por supuesto, subsisten al margen del fisco: Talismán, una de las fronteras con mayor fluctuación de mercancías venidas de Guatemala hacia nuestro país, de los cuales los más son comestibles y ropa, ya sea para consumo personal o a granel, es hoy día uno de los lugares de trasiego de todo tipo de mercancía desde Guatemala hacia nuestro país, cabe mentar que el tráfico de la llamada "fayuca" también se da en el sentido inverso, es decir de México a Guatemala. 

Esto de distintas maneras, entre las que sobresalen,  los turistas centroamericanos que vienen a realizar sus compras, ya que por el consabido beneficio del cambio de Quetzales a Pesos a razón de 1.50 (en promedio, al momento de esta redacción), constituye un ahorro saludable para su economía, la otra son los llamados “trasmigrantes” personas que vienen de la frontera norte y atraviesan el país con un remolque cargado de mercancías, entre las cuales se cuentan: autos americanos, usados las más de las veces, o con algún desperfecto como abolladuras o cristales rotos que se usan como transporte público en Guatemala. 

Este sui generis escenario propicia también un sinnúmero de “empleos” que no encuentran parangón en ningún otro lugar de la República, además de que esto se repite y potencia en la frontera de Suchiate-Tecún Umán, ya que se suma a esto el traspaso de mercancías por medio de trailers provenientes de diferentes empresas que traen; enseres, productos agrícolas, etc. 

 La necesidad es la madre de todos los oficios 


En Talismán podemos hallar a los infantes que trabajan de cargadores; éstos se arremolinan alrededor de los carros de transporte público en espera de la gente que va a cruzar la frontera y traen consigo un sinnúmero de cajas repletas de mercancías,que líneas arriba explicamos, pueden ser para uso doméstico o lucrativo, cajas que ellos se ofrecen a pasar del “otro lado” por precio. Otro tipo de empleo lo tienen los llamados “cambiadores” que se mantienen a lo largo del puente con sus desparpajados fajos de billetes en espera de quien desee cambiar sus Pesos por Quetzales o viceversa, según el precio establecido. 

Si continuamos nuestro viaje hacia el interior de Guatemala y compramos alguna souvenir, de regreso (si el monto de la mercancía excede lo permitido) podemos servirnos de la gente que se dedica a pasar la fayuca a través del río Suchiate en la frontera Talismán-El Carmen, dichos trabajadores andan entruzados y se les ve desde arriba del puente cruzar a pie y con la pesada mercancía a cuestas o ya en una cámara de llanta inflada para evadir el pago de aranceles al pasar por el puente, cabe destacar que esto se realiza con total impunidad, ya que es por todos sabido que el tráfico de mercancía eludiendo la aduana es ilícito y penado por las leyes del país, sin embargo las autoridades correspondientes se hacen de la “vista gorda”, y cuando de vez en cuando emprenden alguna pesquisa para someterlos, son fácilmente sobornados por estos personajes que forman parte del teatro de la vida en la frontera de México-Guatemala. 

Por otro lado en Ciudad Hidalgo (también conocido como Suchiate) sucede algo similar pero potenciado por el mayor afluente de mercancías, trasladándose éstas de uno a otro lado de la frontera con total impunidad, a través de las aguas del fronterizo río, impunidad que está debidamente documentada y denunciada por los medios informativos, regionales, estatales y nacionales, baste mencionar los meticulosos reportajes que a colación de ello se han trasmitido por los distintos noticieros televisivos de cadena nacional. 

Cabe mencionar dos oficios más: el del tramitador, el cual ayuda al trasmigrante que viene con su remolque repleto de mercancía y un letrero en lengua inglesa pintado en el cristal que reza “In Town” (en el pueblo), lo mismo que al trailero, a poner en orden su documentación para poder ingresar al “otro lado”. El segundo, y aún más raro y menos conocido, es el oficio de “pasa trailers” oficio que desempeñan guatemaltecos con documentos migratorios en regla, los cuales por una cuota acordada entre ellos y el trailero, que no alcanza ni los 200 Quetzales, pasan el vehículo de éste del lado guatemalteco al mexicano, ya que según informantes oficiales y gente de los alrededores: “a veces pasan el trailer mientras el chofer está comiendo o a veces lo hacen porque carece de su FM3 (documento que acredita su stancia legal en México).

“Además el trailero sin FM3 se pasa en balsa por el río, o a través del puente nuevo” según este mismo informante de la región los traileros guatemaltecos regularmente no cuentan con el FM3, solicitan los servicios “amañados” de una persona de sexo femenino que labora en la frontera y de la cual desconocemos el nombre, misma que por una módica cantidad, hace el trabajo de “sobornar” fácilmente a las otras autoridades para pasar únicamente con el pase local correspondiente, ya que éstos regularmente no llevan sus mercancías más allá de Tapachula. 

Son así los innumerables agujeros que se le abren a las leyes de la frontera y del país al ejercer estos empleos informales, ya que a demás de estar fuera del padrón del fisco, muchas veces tiene que darle “una mordida” a la autoridad en turno para no ser importunados en su labor, amén de que no cuentan con ningún tipo de ley que los ampare, y carecen de todas las prestaciones de ley, por lo cual están siempre expuestos a maltratos físicos y psicológicos (en el caso de los infantes) y corren el riesgo de ser usados como carne de cañón por el narcotráfico, ya que al pedirles que pasen un trailer son muchas veces detenidos por la autoridad y encarcelados como narcotraficantes, ignorantes, ellos, de el contenido de lo que pasaban de un lado a otro de la singular frontera. 

México-Giatemala, frontera porosa

En la frontera sur de México se teje una irrompible maraña de corrupción que tiende sus redes desde los capos de la droga, pasando por las autoridades de todo género y rango, hasta los más indefensos e inocentes vástagos de la sociedad; los niños. ¿Hasta cuándo el gobierno seguirá viendo de soslayo esta red de corrupción sin tomar cartas en el asunto? ¿Hasta cuando las cárceles estarán repletas de inocentes que trabajan de sol a sol por un mendrugo de pan? Nuestro gobierno intenta paliar la creciente inseguridad atacando el efecto y no evitando su causa; México, ¡es cierto!, necesita una limpieza, pero un país limpio no es el que más se barre, sino el que menos se ensucia (entiéndase la analogía). 

Hoy, sin duda, en Suchiate y Talismán siguen creciendo paulatinamente los empleos informales y, a la par, la corrupción de las autoridades migratorias.  La puerta de entrada a México, por el sur, sigue siendo una frontera porosa, caldo de fertilidad a la delincuencia organizada, donde la impunidad brinca de lado a lado y la presencia de seguridad resulta miope y sorda, ¿hasta cuándo?
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